Algunas falacias respecto del aborto

Opinión

«¡Qué fenómeno!» repetía, como un remate, el humorista Pepe Biondi cuando alguno de sus personajes quedaba sorprendido o sobrepasado por alguna situación. «¡Qué fenómeno!», decía, y causaba gracia. En una de las exposiciones previas al tratamiento en el Congreso de la legalización del aborto, un funcionario que no funciona dijo que «en el caso del embarazo solo hay una vida (la de la madre), y lo otro es un fenómeno.» ¡Qué fenómeno!

Es una falacia proclamada por un funcionario, pero hay que reconocer que no es la única. Es una más de los innumerables falacias que se esgrimen a la hora de querer aprobar una ley que principalmente le interesa a un sector ideológico, pero que invoca, como un mantra, a «las mujeres pobres» que no pueden hacerlo libre y gratuitamente y recurren a la clandestinidad. Colectivos de mujeres de barrios populares y curas que conocen la realidad de los barrios más humildes (porque viven en ellos) han desmentido con fuerza esa aseveración que pertenece a la clase burguesa y a ciertos grupos de clases medias que quieren justificar lo que ya hacen con el argumento pobrista. Los empobrecidos, en cambio, saben muy bien sus prioridades, y el aborto no es una de ellas.

La otra falacia es la del «problema enorme de salud pública». Con los números del mismo Ministerio de Salud ha quedado muy a las claras que los problemas de salud pública son numerosos y que el aborto no figura ni en los primeros 15. Sin embargo se quiere sacar la ley a toda costa y de manera exprés y durante una pandemia que ha puesto en crisis la salud pública.

Otra de las falacias que ahora se escucha bastante, es la favorita de los panquequistas: «Estoy en contra del aborto por convicciones personales, pero mis hijas me han pedido que cambie mi voto y me han convencido». Pobre argumento, que no logra esconder el efecto veleta para ponerse a tono con los vientos de muchos grupos de las grandes ciudades…que son las que dan más votos. De todos modos, hubieran avisado antes, así votábamos a sus hijos e hijas en lugar de a ellos.

La falacia más grande es, ya se sabe, la que pretende invisibilizar los derechos del niño o la niña por nacer y poner por delante el derecho de la persona gestante a «decidir sobre su propio cuerpo», como si el feto fuera una especie de enfermedad que hay que extraer, una suerte de apéndice en mal estado. La Academia Nacional de Medicina (no Pío XII) declaró que «destruir un embrión humano es impedir el nacimiento de un ser humano.» «El niño por nacer científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza en el momento de su concepción.»

Son muchas falacias que a fuerza de insistencia pretenden tapar el sol con la mano. Cuando la vida de los más débiles no es protegida por el Estado, se le niegan sus derechos y se la trata como a «un fenómeno», estamos en serios problemas. Cuando Pepe Biondi repetía lo del fenómeno causaba risas, ahora no hace ninguna gracia.

Rafael Velasco, SJ

Fuente: La Nación

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